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Pese a estar prohibido, muchos usuarios tenían botellas de cristal de cerveza y copas en la zona de la piscina donde se encuentran las tumbonas. Hay una parte con mesas donde se permite, pero en el resto no. Un gran riesgo, sobre todo para niños pequeños que jugaban descalzos por allí.
Lo peor es que se le comunicó al personal de hotel pero no hicieron ningún caso. Parece ser que es más importante vender botellas de cervezas.
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